Del revolucionario, las que amó y lo amaron. “Emiliano nace con bigote y sombrero…”. La mujer toma relevancia en esta historia. Inicia con la madre que lo parió, crío y formó; las mujeres que lo conquistaron y sedujo. El espectáculo lo articulan dos mujeres que encarnan personajes masculinos; dualidad que personifica al héroe, Zapata con rostro de mujer, la mujer con rostro de Zapata.
Conchi León es congruente con su texto; significa las escenas con la vista puesta en lo que Zapata representó al pueblo de México; otras más son con guiños al hombre emocionalmente débil, desde su entelequia nos habla del revolucionario con preferencias sexuales distintas, de esta forma el espectador ve un Zapata de carne y hueso, con virtudes y defectos. Un hombre con un sitio preponderante en la historia de este país.
Las actuaciones son de Gabriela Núñez y Azalia Ortiz, dos actrices con aptitud, que saben pisar las tablas, que bordan y construyen sus personajes con rigor y talento. Su labor tiene fuerza, afines al trabajo que les exige su compromiso con el quehacer teatral. Lo mismo interpretan personajes masculinos o femeninos; majen acertadamente el tono de la obra. Para Ortiz salir el ropa interior no le causó ningún problema, su robusta anatomía no fue obstáculo. El profesionalismo de ambas es patente.
Los Chinelos les bailan a sus visitantes, sus máscaras ocultan su rostro para no ser reconocidos, se burlaban de aquellos que se creían superiores. La multimedia muestra en una pantalla los rostros de la Revolución. La dicotomía aquí no es real, los une el sufrimiento, un pueblo unido por el dolor, es un pueblo que sabe valorar. Y está obra así lo establece.
Las funciones son en el teatro Orientación los jueves y viernes a las 20:00, sábados a las 19:00 y domingos a las 18:00 horas, hasta el 22 de noviembre.