Los restos de papá vienen una lata de Nescafé, de inmediato se despiertan referencias cinematográficas con esa frase, referencias que robustecen los textos de Adrián Vázquez, no solo imágenes, también continuamente la música, recordamos su trabajo en Seattle, con el que nos ubicó en aquella época del grunge, de una explosión cultural emergiendo de la costa oeste de los Estados Unidos, las reminiscencias musicales son una característica de sus creaciones, se han convertido en un factor tan importante para él, como para Tarantino en sus películas.
Por otro lado, con relación a sus textos escritos especialmente para unipersonales interpretados por mujeres, recordamos Tonta con Arlet Gamino, Visceral con Verónica Bravo, que resultó nominada por la ACPT en el 2018, ambas, aunque con diferentes tonos, significando una explosión catártica.
La obra nos narra la historia de Silvestre, su traslado desde su niñez hasta su madurez, en ese traslado visitaremos referencias musicales mencionadas anteriormente, también en ese traslado veremos los impactos que desinflaron su vida mientras intentaba solidificar su femineidad, pasará por protestas contra el gobierno, enamoramientos, golpizas, es extraño hasta su nombre, a su hermana le pusieron Anel, ¿a ella Silvestre?
Esmeralda debe interpretar a varios personajes, de manera solvente lo logra, remarcable la interacción con su hermana menor, con quien tiene diferencias generacionales representadas de forma hilarante.
El equipo técnico está conformado por Jesús Hernández en el diseño de escenografía y Félix Arroyo en la iluminación elementos que apuntalan la tremenda evocación de lugares lograda a través de la voz y movimientos de la interprete.
Esta puesta en escena significó mi regreso al Teatro de la Ciudad, recinto que trabajó muy bien los protocolos sanitarios que generan confianza en aquellos que estamos retornando de manera muy gradual al teatro presencial, gustoso de ver una puesta en escena de gran calidad, no se la pierdan en su transmisión en línea.