Sin ciudad, territorio o país; sin lugar para vivir. En un estado totalitario, el gobernante tiene el control de la población. Las cámaras de vigilancia están por todos lados. El internet es un medio controlado por el gobierno, la población vive bajo observación. Dos jóvenes, Diego y Victoria se enamoran en la virtualidad, en el chat acercan sus penurias y emociones. La Nada es un viejo que habita en un apartado rincón, un personaje ambiguo que toma notas en una vieja máquina de escribir.
El texto es una reescritura de la obra Estado de sitio, del novelista, ensayista, dramaturgo y filósofo francés Albert Camus (1913-1960). Ligado al existencialismo –Camus discurrió ajeno a él-, se le considera como el precursor del pensamiento filosófico conocido como el absurdismo (corriente filosófica que se ocupa de la naturaleza de “el absurdo”). Su obra se caracteriza por abordar temas donde defendía valores como la libertad y justicia.
Cecilia Ramírez Romo dirige y escribe Estar sin sitio, versión que pondera los valores de Camus en el argumento original. Los protagonistas enfrentan y desafían la injusticia para no perder su libertad; en resiliencia se anteponen a la adversidad, sus valores se pondrán a prueba en medio de la calamidad. La Nada toma relevancia, personifica el vacío existencial de los personajes. Sin embargo Cecilia concentra el relato en la ancestral confrontación entre el bien y el mal, y con el amor como elemento redentor.
Su dirección es impecable, acertadamente integra los componentes que crean el montaje: escenografía, multimedia (Kay Pérez), iluminación (Melisa Varïsh), vestuario (Indira Aragón), diseño sonoro (GregorioPortilla), música original (Edwin Tovatr) y actuaciones. Elementos bien utilizados que bajo su mirada enriquecen la puesta en escena. Se apoya en el trabajo físico y orgánico del elenco. La obra transita entre el humor negro, el absurdo y la tragedia.
Los roles principales están asignados en principio a los más maduros y experimentados, La muerte (Luis Rábago), La Nada (Marco Antonio García) y El juez (Eduardo Candás); le siguen los más jóvenes pero con experiencia, La muerte (Sonia Franco), La astróloga (Ana Ligia García), Diego (Roldán Remírez), Victoria(María del Mar Náder Riloba), El barquero / El comediante (Alan Uribe Villaurrel) y Tlacuila (María Adriana Lara). Por último y no menos importante Los guardias (coro).
Estar sin sitio es una analogía que se repite hoy con la pandemia; la equivalencia que viven los personajes en este estado de sitio, es el contexto de nuestros días. Hoy en nuestra distópica realidad La peste y La muerte llegan agarrados de la mano. Las cámaras del C5 nos vigilan, en el encierro el internet es el medio de comunicación y la población vive pendiente de las redes sociales. Y en la utopía anhelamos que muchos Diegos vengan al librarnos de la Covid-19.