El Hotel la tiene reservada, a ningún huésped se le debe asignar; por error la 306 se le otorga a Susana. Entra, la decisión está tomada, el lugar debería estar vacío, pero dentro está Felipe, un joven de 21 años que interrumpe los planes de Susana. No se conocen, pero ambos descubren que comparten el mismo objetivo, están allí para llevar a cabo un plan, su intención es tomarse el arsénico contenido en un frasco y dejar este mundo.
La muerte tiene muchos rostros, y diversas formas de hacerse presente. Entre las paredes de la habitación, Susana y Felipe están a punto de arrebatarse la vida; ella tiene 30 años, es madre y esposa; él con un futuro por delante. Sin embargo no es lo mismo invocar a la muerte que verla llegar. La vida y su real antagonista frente a dos atormentados seres, lo ideal sería encontrar un motivo para cambiar de postura, posiblemente para uno de los dos ya no hay vuelta atrás.
La autoría es de Eduardo Mateos -en 2017 la escribió y dirigió en el Foro Shakespeare-, sin duda es un texto sólido y personajes sólidos. La psicología de los protagonistas está bien definida; cada uno motiva su comportamiento desde su propia visión. La dramaturgia de Mateos se pronuncia por un relato real y así mismo lleno de misterio. Podría ser que por momentos es predecible, sin embargo concatena de buena forma desarrollo y final de la historia
La dirección es de Ro Banda, conduce la puesta en escena con mesura, modera el accionar de los actores con relación al texto, podría parecer lenta, sin ritmo, a cambio logra que la pieza dimensione su relato, lo acrecienta y pondera el subtexto. Todo está pensado así y así camina la obra, se fusionan tono, ritmo y relato. Buen resultado.
Las actuaciones son de Irán Castillo y Germán Bracco, están bien, nada sobresaliente; Germán lo hace correctamente, encarna con propiedad a su personaje. A Irán le falta trabajar más a Susana, no veo a la mujer que está a punto de matarse, derrotada y moralmente destrozada. Al entrar a la habitación, lo hace como si fuera a pasar una noche donde busca hacer todo, menos suicidarse.
Habitación 306 nos habla de una historia donde la vida pierde valor y la única salida es acabar con ella a propia mano. El suicidio es una acción que el libre albedrío nos otorga, el error es decidir sobre lo que no nos corresponde. La muerte la concede quien otorga la vida. Nacimos para morir y el camino que queremos transitar durante nuestra existencia, sí es nuestra decisión.
Escenografía e iluminación, Isaías Martínez; vestuario, Brisa Alonso; diseño sonoro, Brandon Salzar. Beagle Producciones y Mariano Ducombs la presentan en La Capilla Teatro, los lunes a las 20:00 horas, hasta el 27 de abril.