Le pertenece al señor Meininger, son años de la depresión económica; el pueblo vive en la desesperación. La viuda Queck tiene que mantener a sus siete hijos, para obtener un poco de dinero acepta el encargo de Meininger, que es comprar madera para los hornos de su panadería. Pero surge un inconveniente, la madera se entrega sin cortar, los troncos enteros no son aceptados y el tahonero no está dispuesto a pagar para que los hagan leña.
La acción es en una calle de cualquier ciudad, la situación económica y el desempleo apremian a sus habitantes. Los sintrabajo tienen oportunidad de ganar algo de dinero si los contratan para hacer leña los troncos. Meininger, la viuda y los desempleados se encuentran inmersos en la incoherencia, la sinrazón. Sobrevivir es primordial, sin capital es complicado; si el pan no se vende, endurece.
La puesta en escena permite al espectador ver el proceso del montaje. Un escenario desnudo es tomado por los actores, lo transforman y se transforman. El espacio escénico lo dividen con telares y letreros: el edificio, la panadería, los jazzistas, los sintrabajo y un puesto de periódicos. Después se convierten en personajes, transmutan y se caracterizan; ante la mirada del espectador el teatro es un personaje que cobra vida.
La panadería se presenta como un laboratorio actoral, es una obra poco explorada de Bertolt Brecht (Alemania 1898-1956), en ella el autor preserva el teatro social comprometido con los problemas de la época. Su teatro era conocido como dialéctico o político, no le gustaban los textos que manipulan al espectador y la elevada emoción del melodrama. En su obra los actores se despojan de su personaje para exhortar al público.
La versión y dirección son de Octavio Michel, su propuesta es acertada desde la concepción como en los elementos que componen el espectáculo. Bajo su conducción la obra fusiona el talento del elenco y equipo creativo. Cada escena refleja la índole del texto, en tono de farsa maneja las sensaciones y emotividad de los personajes.
El elenco se integra con actores que forman parte de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), participan: Fernando Bueno, Eduardo Candás, Beatriz Capaz, Miguel Cooper, José Covián, Érika de la Llave, Berenice Esquivel, Liliana Figueroa Vizzuett, Ana Ligia García, Sergio Hernández, María Adriana Lara, Jorge León, Denise López Romero, Carlos Matus, María del Mar Náder, Luis E. Palacios, Octavia Popesku, Rodrigo Vázquez, Pablo Ramírez, Edwin Tovar y Melisa Varïsh.
Su trabajo es homogéneo, equilibrado y bien cimentado; construyen y crean acertadamente, sus actuaciones se desdoblan en uno o más personajes. Su talento y capacidad histriónica es indiscutible.
La perenne lucha social entre poderosos y pobres; encases, hambre y las carencias económicas son el eje temático que constituye la obra. El pan simboliza el alimento y sobrevivencia para el ser humano, no tenerlo es carecer de lo primordial, lo indispensable, utilizarlo para agredir es la metáfora que obliga la reflexión.
Equipo creativo: escenografía, Kay Pérez y Octavio Michel; iluminación, Melisa Varïsh, Alejandro Carrasco y Kay Pérez; multimedia Kay Pérez; coreografías y combate escénico, Adrián Aguirre, Jorge León y Octavio Michel. Producción, Karina Riverón. Con La panadería, la CNT conmemora el 65 aniversario luctuoso de Bertolt Brecht. Las funciones son en el teatro Orientación de jueves a domingo hasta el 15 de agosto.
