Ante la fachada de una casa azul con enormes ventanales, familia y amigos se reúnen para celebrar Navidad; esta es una de las imágenes más emblemáticas de El Cascanueces y también la primera escena del espectáculo que la Compañía Nacional de Danza de México presenta actualmente en el Auditorio Nacional.
Tras dos años de ausencia, el emblemático ballet navideño vuelve a este recinto de CDMX con una versión coreográfica de Nina Novak -basada en la original de Lev Ivanov- y donde la reconocida música de Piotr Ilich Chaikovski es interpretada por la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, dirigida por el mexicano Iván López Reynoso.
Bajo la dirección artística de Elisa Carrillo y Cuauhtémoc Nájera, más de 50 bailarines recrean la tradicional historia basada en el cuento de E.T.A. Hoffmann en la que Clara, una niña, recibe de parte de su padrino: el juguetero Herr Drosselmeyer, un Cascanueces que cobra vida y que la lleva a conocer a personajes mágicos en un mundo de fantasía.
Interpretando a dos de los personajes principales: el Hada de Azúcar y su caballero, alternan los primeros bailarines de la CND: Ana Elisa Mena, Mayuko Nihei, Blanca Ríos, Yoalli Sousa, Argenis Montalvo y Erick Rodríguez, además de los primeros solistas Valeria Mariaud, Elisa Ramos, Moisés Carrada y Roberto Rodríguez y los solistas Alejandro Mendoza y Alejandro Hidalgo. Además de miembros de la Compañía Nacional, en este espectáculo también participan la Academia de la Danza Mexicana y la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea del INBAL.
Otro de los diferenciadores de esta versión es la escenografía de Sergio Villegas, en la que predominan los tonos azules, el imponente árbol de Navidad y un huevo azul, similar a los de Fabergé, que además de adorno en la parte superior de la casa, se emplea como la estructura de una carroza de la que salen mágicos personajes: un arlequín, una colombina y un moro.
Justamente Clara queda maravillada con estos juguetes y quiere que sigan bailando toda la noche, pero sus padres le dicen que han terminado. Ella entristece y, al ver sus lágrimas, su padrino le entrega un juguete que ha creado para ella: un Cascanueces.
Durante un altercado con su hermano Fritz, quien está molesto por no haber recibido un regalo, él se lo arrebata y lo rompe. Clara está devastada, pero Drosselmeyer lo repara y lo coloca a salvo junto al árbol.
Más tarde, cuando todos se han ido, Clara duerme y empieza a tener sueños en los que la magia de Drosselmeyer hace que todo crezca: el árbol de Navidad, y hasta un grupo de ratones que, dirigidos por su rey, se preparan para atacar al Cascanueces y se enfrentan así a un grupo de soldaditos de plomo.
Clara también defiende al Cascanueces, lo que provoca que éste tome forma humana y la invite como agradecimiento a un viaje mágico.
A partir de entonces, varios bailarines tienen momentos de lucimiento: en el número con copos de nieve y con la Reina de las Nieves; y en el Mundo de Azúcar, donde, en honor a Clara, se realizan varios festejos con danzas de diferentes orígenes: el chocolate de España, el café de Arabia, el té de China, el nugat de Francia, las flautas de caramelo, un grupo de flores y uno de los más divertidos: cuando una Mamá bombonera esconde entre su falda a sus seis pequeños hijos, todos vestidos con llamativos atuendos.
Para culminar el espectáculo, el grand pas de deux se hace presente con uno de los momentos más esperados: el del Hada de Azúcar y su caballero, quienes bailan para Clara, el Cascanueces y maravillan al público, quienes cada Navidad regresarán para sumergirse en este relato de sueños, ilusiones y mucha magia.
Funciones
AUDITORIO NACIONAL
Martes 20, 20:30 horas
Miércoles 21, 20:30 horas
Jueves 22, 20:30 horas
Viernes 23, 16:00 h y 20:30 horas