En 1985 las puertas del Teatro Milán se cerraron después del temblor del 19 de septiembre, ahora, 35 años después, y tras el cierre temporal por la pandemia, el teatro ubicado en la Calle Lucerna 64 cobra vida nuevamente con Elena; la historia de cómo un teatro vuelve a la vida.
Más que una obra, Elena podría definirse como una experiencia, pues en lugar de resultar un montaje tradicional en donde el público se siente en las butacas y mire hacia el escenario, desde el primer momento los espectadores se vuelven parte de la historia cuando Mariana Garza comparte en el salón de ensayos algunos datos sobre el teatro y cómo todos los días sobre el escenario aparece un maniquí a la misma hora. También habla sobre Elena, una actriz que murió en el inmueble años atrás.
Entonces los espectadores (únicamente 10 por función para procurar conservar la sana distancia) conocen al detective Leandro (Héctor Berzunza o Ignacio Riva Palacio) contratado por Pablo Perroni, quien los guiará hasta el tercer piso del inmueble donde se encuentra con María (hija de Pablo y Mariana), quien le revela que cree que Elena está intentando comunicarse con ella.
El recorrido del público continúa hacia el Foro Lucerna donde Pablo discute con una Médium (Anahí Allué) contratada por Mariana para intentar esclarecer la situación; luego, se hace un viaje al pasado para conocer más sobre la compañía que en 1985 presentaría La Ley de Creonte, entre ellos Gabriel García (Salvador Petrola) actor que revela más sobre este montaje que protagonizaría justamente Elena.
Para la recta final, los asistentes tienen la oportunidad de conocer de cerca a esta protagonista, interpretada por Aitza Terán, y quien, como en cada oportunidad que tiene sobre un escenario, derrocha talento. De hecho, su voz es tan potente que puede escucharse en varios momentos del recorrido, lo que además de una reverberación resulta un recordatorio de la presencia de Elena en el inmueble.
Las canciones originales fueron creadas por los hermanos Dano y Yang E.Coutiño y el diseño de audio es de Fernando Sisniega.
Tomando como inspiración proyectos estrenados en Nueva York como Sleep No Moore y Then She Fell, esta producción mexicana dirigida por Miguel Septién marca así la reapertura del Teatro Milán; una nueva ruta en estos tiempos en los que todos debemos encontrar nuevas direcciones.
Pero más allá de resultar solo una experiencia original, Elena es una oda a la resiliencia; de los personajes de ficción y del equipo en la realidad, un recordatorio de que un temblor o una pandemia son oportunidades para reinventarse, para evolucionar. Bien decía Andy Warhol: “They always say time changes things, but you actually have to change them yourself” (Siempre dicen que el tiempo cambia las cosas, pero en realidad tienes que cambiarlas por ti mismo”).
