Aquí una bitácora de algunos de los trabajos presentados el viernes 18 de noviembre durante la 42 Muestra Nacional de Teatro, en la Ciudad de Torreón, Coahuila.
TSUNAMI (CRÓNICAS SOBRE UN DESASTRE LARGAMENTE ANUNCIADO) (COAHUILA)
Compañía: Compañía de Teatro Camaleón
Dramaturgia y dirección: Claudia Edith Álvarez (Claudia Dithe)
Reparto: Armando Tenorio, Andrea Galindo y Rebeca Campos
La Estética Foro Escénico
Aunque crecieron con los mismos padres, estos hermanos no podrían ser más diferentes: Renata siempre tenía las mejores notas y era la consentida, Regina se sentía más ingeniosa y Darío, el hermano menor, era muy solitario “Uno pensaría que es más fácil ser el menor, porque ya todo está dispuesto”, señala él, pero la realidad resulta todo lo contrario.
Los tres hermanos van contando fragmentos de sus vidas en una escenografía visualmente llamativa que incluye un espejo de agua colocado al frente y dos laterales que asemejan dos aparadores; quizá porque Renata y Regina resultan solo espectadoras del declive de su hermano sin poder hacer nada para prevenir su autodestrucción.
“Mantener relaciones significativas es agotador”, confiesa Darío desde el inicio, quien continuamente confiesa querer rendirse, pero intenta fingir que todo está bien. Claramente, no lo está, por lo que termina por cometer un crimen que cambia para siempre la vida de los tres, como un verdadero tsunami…
QUINCES (GUANAJUATO)
Compañía: Lxs de Abajo. Colectivo de Arte Comunitario
Dramaturgia y Dirección: Sara Pinedo
Reparto: Abraham Servín Rodríguez, Ana Gabriela Olmos Blanco, Ana Guadalupe Ruíz Mejía, Bryan Gustavo Zavala Villalobos, Danna Paloma Ruíz Arredondo, Fernanda Guadalupe Escobedo Hernández, Jonathan Arredondo Hernández, María Soledad Escobedo Hernández y Miguel Field Cerna
Centro Cultural y Deportivo Jabonera “La Unión”
Esta es una propuesta sumamente fresca en donde vemos a un grupo de jóvenes, ser jóvenes. Cada uno empieza por compartir cómo es su vida en un futuro; los que se casaron, se divorciaron o se juntaron.
“Yo no estoy casada ni juntada y en mis tiempos libres algo teatro”, confiesa una de ellas provocando las risas.
Al mismo tiempo, otra joven se presenta como una psicóloga forense que tiene un albergue para perritos y que en sus tiempos libres le gusta estar con su familia y correr con sus perros.
Después, la autora y directora Sara Pinedo nos traslada a un momento que parecería un parteaguas en la vida de las jovencitas en México: la fiesta de 15 años; que se explica es una tradición que mezcla las culturas mexicas y europeas, como un ritual para presentar a una mujer en sociedad; pero ¿quién es la sociedad? ¿por qué tienen que presentarlas? cuestionan ellas de manera justificada.
Otras objetan sobre si esa cantidad de dinero que se suele necesitar para la fiesta, estaría mejor invertido en pagar su educación; y los hombres, que por qué al cumplir 15 ‘ellos no reciben ni un chicle’.
Mediante intervenciones muy cortas, esta creación colectiva logra conectar realmente con el público que solo ríe a carcajadas y que probablemente recuerde su propia juventud, porque tener 15 ya es lo suficientemente complicado como para sumarle la presión de una fiesta…
EL COYUL (OAXACA)
Compañía: Pelo de gato “un ojo al teatro y otro al garabato”
Dramaturgia, dirección y actuación: Esmeralda Aragón
Acompañamiento: Gustavo Martínez “Tavo Lastra”
Teatro Nazas
En este unipersonal, la actriz Esmeralda Aragón da una cátedra de actuación al interpretar a una decena de personajes que habitan en su pueblo: El Coyul, una comunidad rural ubicada entre el Istmo de Tehuantepec y la costa del estado de Oaxaca.
Ella inicia por describir este lugar donde ‘está buena la calor’ y que es testigo de las historias de diferentes hombres y mujeres que atizan el comal, cuidan a sus hijos o trabajan la tierra.
La protagonista se dice tanto istmeña como costeña y explica cómo aquí te acabas de bañar ‘y ya estás sude y sude’. En la comida suelen disfrutar de pescados como Huachinango o Jurel y sus frutas de temporada incluyen ciruela, nanche y sandía.
Esmeralda cautiva fácilmente gracias a su ritmo, gran timming cómico e inmenso carisma; ella da vida a una madre ‘con más filo en el diente, que un cuchillo’ y que regaña a su hijo por ser un haragán; a un hombre que anuncia por un megáfono que alguien dejó un animal suelto y está causando desastres; o a una mujer que, luego de ver a una joven muy cariñosa con su novio, comparte que de ser su hija le recordaría cómo los hombres mienten para conquistarte y que ante todo ‘hay que cuidar la panocha’.
Este gran monólogo sobre una pequeña comunidad oaxaqueña, de inicio se percibe como una comedia honesta, ligera y divertida, pero cambia de tono luego de que muestra el miedo que se experimenta cuando los temblores azotan a su gente y cuyas réplicas hacen sentir que la tierra no se queda quieta.
Hacia el final, otra sacudida: hablar de mujeres desaparecidas como Lorenza Iribarren Aragón. Sin importar el paso de los años, sus seres queridos la seguirán buscando, “No hay que dejar de hacer ruido para que nos escuchen”.