En el 2017 fuimos espectadores de Puras Cosas Maravillosas de Duncan Macmillan y Johnny Donahoe, puesta en escena dirigida por Sebastián Sánchez Amunátegui e interpretada por Pablo Perroni, en aquella ocasión en el Foro Lucerna, recinto que facilitaba la interacción con el público que asumía sin problemas los personajes que la historia iba marcando.
La Agrupación de Críticos y Periodistas de Teatro galardonó a Pablo Perroni como el mejor actor en monólogo en el 2017, categoría que a partir precisamente de este trabajo entró en un proceso de análisis al darnos cuenta que su envergadura podría haber hecho que se considerara en otras categorías, incluyendo mejor obra, finalmente la organización decidió de manera colegiada considerar el monólogo como trabajo integral y no solamente como actuación, lo cual no limita que aspectos separados de la producción pudieran ser considerados en otras disciplinas.
Puras Cosas Maravillosas tuvo otras temporadas, vino la pandemia, mucha gente la pedía a través de las plataformas virtuales, pero Pablo Perroni se resistió pensando acertadamente en lo que podría significar ante el regreso presencial a los escenarios.
Es así qué ante la autorización del gobierno de la CDMX para reabrir los foros teatrales y aumentarles poco a poco el aforo, se repone Puras Cosas Maravillosas, en esta ocasión teniendo como marco el teatro Milán que, en su formato a la italiana, de manera automática, significaría una dificultad para su desarrollo.
La puesta en escena nos muestra un personaje adaptado a la nueva realidad, teniendo un cuidadoso diseño que respeta la sana distancia y los protocolos sanitarios, el espectador se siente confiado, participa sin moverse, Perroni por su parte se desgasta físicamente al doble, logra mayor catarsis, no pierde lo entrañable, la obra se mimetiza con el título, se convierte en una más de la lista de cosas maravillosas.
La situación actual nos ha llevado seguramente a depresiones muy fuertes, algunos por el encierro, otros por la perdida de amigos, familiares cercanos, conocidos, el transcurso del último año nos debió haber dejado aprendizaje para soltar ante la ausencia, para aceptar el término de una relación, para disfrutar lo mas insignificante, para cambiar nuestros parámetros, aspectos muy importantes que nos permiten plantar cara ante el mundo, idealmente habiendo mejorado, quizás crecido después de haber vivido lo inimaginable, Puras Cosas Maravillosas nos ayuda a todo lo anterior a través de la actuación de Pablo Perroni, sin duda trepidante, sin duda estupenda.
Puras Cosas Maravillosas esta en temporada los martes en el Teatro Milán, funciones a las 20:00 horas.