“Almas Perdidas: Intrigas y Secretos en el Chicago Bar».
La condición de los estados fronterizos es un tema complejo, del mismo modo, multifacético que experimenta constante flujo y transformación. Estas áreas se ubican en un espacio liminal en el que se mezcla la esperanza con la desesperación, así como, la belleza con la degradación. En estas regiones, los seres humanos buscan un futuro mejor, pero a menudo se enfrentan a sus peores pesadillas. Es una obra teatral que sumerge al espectador en el turbio y a menudo despiadado mundo de la vida en la frontera. A través de una narrativa intrincada, captura la esencia de las luchas humanas en un entorno lleno de contradicciones contrastantes.
La trama de la obra se desarrolla en el «Chicago Bar», un prostíbulo situado en un estado fronterizo. En este lugar convergen las vidas de un “padrote, un reportero, un indocumentado, una madre, una prostituta, dos apostadores y un veterano de guerra que enfrenta el rechazo”, añadiendo otra capa de complejidad al relato. El entramado de bajas pasiones, violencia y culpa que se vive en este lugar, conforma una historia cruda e intensa.
Cada uno de los personajes está atrapado en una red de secretos e intrigas, que busca un propósito en medio de la descomposición social y moral que los rodea. Este violento mundo caótico contiene todos los elementos necesarios: horror, fascinación, engaño, desesperanza y redención. El «Chicago Bar» es el lugar donde converge la complejidad de las vidas más oscuras, sin embargo, el espacio da lugar a conexiones imprevistas. En esta obra se cuenta una historia poderosa sobre la lucha humana por la supervivencia, así como, la búsqueda de significado en un mundo que a menudo parece inhóspito como desolador.
Este burdel refleja la complejidad con las contradicciones típicas de los estados fronterizos, además, constituye un escenario ideal para explorar la condición humana en toda su crudeza. El «Chicago Bar» se asemeja a un microcosmos en el que las historias de estos individuos se entrelazan para crear un caleidoscopio de emociones. Esto nos permite reflexionar sobre la dualidad, la ambigüedad inherente a nuestras acciones y decisiones.
La vida en la frontera representa un retrato de las contradicciones consustanciales a la experiencia humana, adicionalmente es un recordatorio de la capacidad que tienen los seres humanos para enfrentar la adversidad, para encontrar destellos de redención incluso en los lugares más inesperados. En este contexto, la capacidad redentora del amor junto con la conexión humana sigue siendo un tema central. A pesar de la crudeza, los sufrimientos que abundan en el «Chicago Bar», ¿es posible que los personajes encuentren, a través de sus interacciones o vínculos afectivos, la fuerza necesaria para superar sus circunstancias? Romper el ciclo de violencia, desesperanza en el que parecen estar atrapados, a pesar de que no todos lo logren.
La dirección de la obra consigue crear un ambiente sórdido y decadente, el cual sirve como telón de fondo perfecto para las historias entrelazadas de los personajes. Asimismo, la escenografía, la iluminación, el sonido y el vestuario se utilizan de manera efectiva para evocar el ambiente opresivo del «Chicago Bar», a los efectos de este logra transportar al público al corazón de este mundo liminal. Por su parte, el elenco ofrece actuaciones intensas, emotivas para adentrarse en las complejidades de sus personajes. En lugar de caer en estereotipos simplificados, los actores y actrices logran transmitir los matices de las vidas como las experiencias de sus personajes. En resumen, la obra es un «tour de force» dramático que logra encontrar un equilibrio entre la crítica social y la exploración de la condición humana.
«El eterno verano de la guerra» representa una reflexión poderosa acerca de las realidades absolutas y contradictorias de la vida en la frontera. Además, es un recordatorio del poder redentor del amor y la conexión humana. Esta obra llevará al espectador a reflexionar sobre la naturaleza humana, del mismo modo, las realidades de la vida en la frontera.
–Una sacudida inesperada
En mi opinión, es esencial evitar la romantización de los personajes en obras que abordan temáticas delicadas como la explotación y la violencia. Para lograr este objetivo, resulta necesario trabajar en el desarrollo de personajes complejos multidimensionales, enfocándose en las historias de las víctimas con el fin de mostrar las consecuencias de sus acciones. De esta manera, se aborda la representación de estos personajes con responsabilidad y sensibilidad, evitando caer en la fascinación o la idealización.
Un ejemplo de cómo lograrlo podría ser explorando la relación entre “el padrote» y “el veterano de guerra» antes y después de su encuentro. Podría ser un viaje emocional transformador en el que ambos personajes enfrentan sus conflictos, tensiones, resentimientos para llegar finalmente a encontrar un camino hacia la comprensión, la liberación de culpa con la redención. Sin embargo, en este punto, surge la sensación de que se está romantizando al personaje. En muchos casos, los «padrotes» son individuos despiadados y sin escrúpulos, por lo que es necesario mostrarlos así en un perfil psicológico del personaje, evitando cualquier intento de justificar o normalizar su comportamiento.
Pero, en dramaturgia, es relevante tener en cuenta que los personajes no siempre deben ser retratados como completamente malvados o redimibles. Al crear personajes complejos y multidimensionales, se puede ofrecer una visión más matizada de la naturaleza humana con las circunstancias que llevan a las personas a actuar de cierta manera. El camino hacia la comprensión, reconciliación y redención no implica necesariamente la transformación del personaje en alguien completamente redimido o moralmente irreprochable. En vez de eso, se puede enfocar en la humanización del personaje, explorando sus motivaciones, conflictos internos y las circunstancias que lo llevaron a cometer actos atroces. La comprensión, reconciliación como la redención pueden ser un proceso gradual y realista que refleje la complejidad, la ambigüedad de la naturaleza humana, evitando caer en simplificaciones o clichés. El autor busca resaltar la posibilidad de humanizar a cada personaje en su obra. Así, nos involucra, acertadamente, en los lamentos de las noches de “Kumbala”.
“El eterno verano de la guerra es una pieza que hace de la familia el núcleo del drama. De la familia, de todas las familias, se desprenden secretos e intrigas, mundos sórdidos que encierran pasiones inconmensurables. La pieza juega con la realidad plagada de guerras, desapegos sociales y psicológicos. Aborda el amor como el único ingrediente capaz de eliminar el caos de la vida de las personas”. Hugo Alfredo Hinojosa.
El eterno verano de la guerra. ¿Es el amor capaz de sofocar el caos?
Dramaturgia: Hugo Alfredo Hinojosa. Dirección: Lorena Maza. Elenco: Álvaro Guerrero, Laura Almela, Miguel Tercero, Victor Oliveira, Hamlet Ramírez, Tamara Mazarrasa, David Montalvo, Elías Toscano. Compañía: Calypso producciones. Diseño de escenografía e iluminación: Jesús Hernámdez. Música original y diseño sonoro: Miguel Hernández. Diseño de Vestuario: Jerildy Bosch. Hasta 16 de abril de 2023. Jueves y VIernes, 20:00 h | Sábado, 19:00 h | Domingo, 18:00 h | Teatro Salvador Novo | Centro Nacional de las Artes. Para más información visita la página del CENART