Aunque uno de sus primeros proyectos profesionales en México fue Despertar de Primavera, el nombre de Ana Guzmán empezó a sonar más cuando protagonizó Incendios, en el que encarnó el dolor de una madre en el memorable texto de Wajdi Mouawad. Tiempo después formó parte de Indecente, obra enfocada en una pequeña compañía judía de teatro desde 1906 hasta la ocupación alemana.
Solo este año, Ana ha participado en Indecente (en su segunda temporada), además de Mamá se fue a la Luna, Todos eran mis hijos y hasta co-produciendo y actuando en Lobas.
Platicamos con la actriz para conocer más de una trayectoria que incluye estudios en el Atlantic Acting School de Nueva York, colaboraciones con Diego del Río, ser maestra en el Conservatorio de Actuación y lo que le depara el resto de 2023.
¿Cómo consideras que ha cambiado Indecente a un año de distancia?
Ana Guzmán: Siento que más bien los que hemos cambiado somos nosotros, las actrices y los actores, y por ende la obra cambia, porque nos han atravesado distintas cosas, nos han pasado cosas en este año que inevitablemente nos hacen entrarle a ciertos momentos de la obra, o a ciertos momentos de los personajes, de manera quizá sutil pero distinta.
De alguna forma nosotros hemos cambiado y estoy segura que de alguna manera eso repercute, pero lo que sí no ha cambiado es el corazón de la obra; además del amor y la pasión que todos tenemos por contar esa historia.
¿Hace cuánto y cómo empezaste a trabajar con Diego del Río y cómo ha sido tu proceso con él?
A Diego le conocí por ahí del 2013 o 2014, en un taller en ArteEstudio. A partir de ahí armamos un grupo de actores que fue increíble y parte fundacional de mi proceso como actriz. En ese grupo estábamos Sharon Ayon, Rodolfo Zarco, Claudia González Menchaca, éramos varios que estábamos súper comprometidos con nuestro entrenamiento y con la actuación; estuvimos con Diego un año más o menos.
Luego yo me fui a estudiar a Nueva York, y continué mi amistad con Diego estando allá. En cuanto regresé, me dijo: ‘hay que hacer algo’ y así fue como nos juntamos para hacer Despertar de Primavera.
Después estuvimos juntos en el Conservatorio de Actuación, él me invitó a participar como docente en el 2021 y ahí nació Todos eran mis hijos.
¿Cómo fue tu proceso para esta obra y qué fue diferente de Despertar de Primavera?
Fue muy distinto, sobre todo por cómo estoy yo. Despertar de Primavera fue un proceso muy bonito por el equipo que éramos, pero para mí también fue un poco tortuoso porque yo venía regresando de Nueva York y de alguna manera como que no me quería regresar, quería seguir allá, todavía tenía algunas resistencias.
Supongo que siento que, con los años que han pasado y con los distintos proyectos en los que he tenido la oportunidad de participar, he podido madurar un poco más como actriz, entonces siento que en ese aspecto yo soy distinta.
Ambos se han sentido como una especie de familia; porque en Despertar de Primavera estaban Sharon, Claudia, mi hermana Luisa, se sentía como familia y en Todos eran mis hijos también se siente como otra familia, porque somos varias personas que formamos parte del Conservatorio: Evan, Fabiola, Nicolás, Gonzalo, Angie. Lo que quizá ha sido similar en ambos proyectos es que eran cooperativas, aunque en Despertar de Primavera yo co-producía, y en Todos eran mis hijos tuve más tiempo de enfocarme como actriz, lo cual estuvo lindo.
¿Cuál había sido tu experiencia con Todos eran mis hijos?
La había leído antes, y me encantaba, había visto pedazos del montaje del National Theater y también la versión de Fernando Luján, Diana Bracho, Silvia Navarro, etc (2009), pero en realidad la experiencia más íntima que tuve con este texto fue cuando estábamos dando clases en el Conservatorio de la primera generación del PPA (del Programa de Perfeccionamiento Actoral), entre ellos Gonzalo, Nico y Fabi y decidimos montar escenas de este texto.
A raíz de una clase en la que ellos tres presentaron una escena de la obra fue que dijimos: ‘queremos montar esta historia todos juntos, con la comunidad del Conservatorio’ y a partir de ahí nació esa semilla del montaje que ahora tenemos en La Gruta.
Durante la primera parte de la obra tu personaje tiene pocos diálogos y sin embargo tú estás muy presente. ¿Cuál fue el reto de justo de marcar esa presencia?
Sí es un gran reto, sobre todo porque estoy casi todo el tiempo parada y puede ser un poco cansado, pero me da la oportunidad de estar presente en la escucha y de estar presente en los pensamientos de Anne, para poco a poco ir construyendo con lo que ella entra por primera vez a escena. Es interesante porque es un momento en el que en que estoy presente, pero la vez puedo estar a inmersa en el mundo de Anne y para mí eso es muy rico.
¿Qué es lo que más te gusta de este personaje?
Lo que más me gusta es su complejidad. Al principio platicaba con Diego, y me decía que en todas las versiones que él había visto sentía que este era un personaje bastante poco comprendido y que no se mostraba su completitud, porque tiene motivos que pueden parecen raros o que pueden ser juzgados. Ha sido muy rico entrarle a todas sus contradicciones y a toda su complejidad.
¿Cómo ha sido trabajar con Arcelia, ¿qué te has llevado de ella?
Ha sido un regalo increíble. A pesar de toda su trayectoria, es de las actrices más generosas con las que he tenido la oportunidad de trabajar. Verla actuar y lo generosa que es dentro y fuera de escena, es lo que más me llevo de ella.
¿Cómo ha sido para ti maniobrar tantas obras diferentes a la semana? Llego un momento en que tenías Todos Eran mis hijos, Mamá se fue a la Luna e Indecente…
Ha sido un gran reto sobre todo en cuanto a que me he dado cuenta de los cuidados que tengo que tener conmigo misma. De pronto lo que hacemos se ve fácil, pero es como llevar una vida de atleta en muchos sentidos; a veces a nivel físico y a veces a nivel mental también es un desgaste fuerte. Para mí ha sido sobre todo aprender a cuidarme, que comer bien no es chiste, y que descansar es importante.
Afortunadamente no se me revuelven los diálogos porque son mundos muy distintos, como cajones distintos en mi cabeza, entonces como que los procesos de ensayo se meten tan profundamente en el cuerpo que no hay manera de que se revuelvan. Para las obras que son una vez a la semana sí hay que repasar el texto, nada más para recordar.
¿Por qué consideras que Todos eran mis hijos sigue siendo relevante en 2023?
Es una discusión muy interesante que tuvimos en varios momentos del proceso, de pronto nos preguntábamos cómo esta historia que es tan específica, de una guerra tan puntual de ese país no se iba a sentir alejada. Creo que en el fondo es un clásico porque a pesar de que sea tan específica en ubicación y temporalidad, los temas siguen sintiendo relevantes. Hoy en día la desaparición de un hijo desafortunadamente es más relevante que nunca en nuestro país, y los secretos familiares siempre han sido y seguirán siendo relevantes de manera universal.
Sobre todo el tema de la desaparición, y el tema que lleva Arcelia como madre. Además de las dinámicas familiares que tampoco han cambiado y nos siguen hablando de ciertas prácticas que tenemos los mexicanos en familia. Sin duda sigue siendo una obra que hoy en día nos mueve fibras, que nos sigue diciendo cosas y que nos sigue invitando a reflexionar
¿Por qué te gustaría que el público vaya a Todos eran mis hijos?
De entrada porque somos un equipo que tenemos muchas ganas de contar esta historia, porque el elenco es fantástico y la verdad es que todos le estamos poniendo mucho corazón y tenemos muchas ganas de que se siga abriendo un debate con el público mexicano, que nos sigan tocando estas historias. Y porque creo que el teatro sigue siendo ese medio de arte que nos sigue enfrentando y confrontando y qué mayor privilegio que hacerlo en la presencia. El cine es distinto, porque estás viendo algo que fue grabado en otro tiempo, pero en el teatro seguimos teniendo la oportunidad de crear catarsis en presencia, todos juntos. Por eso creo que hay que seguir yendo al teatro y seguir yéndonos a preguntar y a confrontar.
¿Cuáles son tus próximos proyectos lo que resta del año?
Vamos a retomar Mamá se fue a la Luna a finales de octubre, y estaremos noviembre y diciembre; eso emociona. También es muy probable que retome un proyecto de teatro que se tuvo que suspender por la pandemia, que íbamos a estrenar en marzo del 2020, entonces si todo sale bien serán esos dos proyectos.
¿Algo más que me gustaría agregar?
Me siento muy afortunada de estar haciendo teatro; de estar haciendo mucho teatro con equipos tan increíbles, tan amorosos y ojalá venga mucho mucho teatro para muchos más años.
Conoce su trabajo
Todos eran mis hijos. Foro La Gruta (Av. Revolución 1500, Guadalupe Inn, Álvaro Obregón, CDMX). Lunes y martes a las 20:00 horas. Entradas: $310. Hasta el 19 de septiembre.
Indecente. Teatro Helénico (Av. Revolución 1500, Guadalupe Inn, Álvaro Obregón, CDMX). Jueves y viernes 20:00 horas, sábado 19:00 horas y domingo 18:00 horas. Entradas: $360 y $505. Hasta el 20 de agosto.
Para ambas obras recomendamos comprar boletos con anticipación desde aquí.